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agosto 18, 2012
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Por Darío Mañón-
Emotiva muy emotiva fue la despedida del Ministro de las Fuerzas Armadas la mañana de este lunes cuando salía para Palacio a ser juramentado en su nuevo cargo de asesor del poder Ejecutivo.
El mayor General Joaquín Virgilio Pérez Feliz, llegó como de costumbre a su despacho afinar la entrega al nuevo Ministro Almirante Sifrido A. Pared Pérez ”fue un honor compartir con usted”, le expresó uno de sus asistentes, luego se produjo el intercambio de palabras y fueron lloviendo los saludos inusuales, pues, todos estaban llenos de afectos y cargados de mucha emoción.
“Lo queremos mucho”, -gracias-, eso es reciproco, decía el ministro, a medida que avanzaba en busca del vehículo que lo llevaría a palacio, crecían la muestra de afecto y respeto a su persona, “porque lloras dijo el ministro a una de sus colaboradoras, ¡caramba!, si yo no he muerto, ya visiblemente sensible, Pérez feliz, avanzando en una trayectoria que regularmente es breve, pero que se hizo larga por la constante interrupción de sus amigos, de sus compañeros de trabajos.
Es así, su impronta está ahí, dijo un alto oficial, al ver que todos estaban sensibles, llorosos con la calidad del ministro.
El ministro Pérez Feliz, conocedor de aquellos soldados que describe el Coronel del Ejército Juan Julio Tejeda Madera, en su libro “las Aventuras de Casilindo” fue muy solícito en su labor social que muy bien combinó con su esposa señora Dinelia Antonia Guzmán de Pérez, en la Asociación de Esposas de Oficiales de las Fuerzas Armadas.
Recibía en su despacho sin tanto escarceos, se detenía en los pasillos y escuchaba sin importar los rangos e instruía, entregaba raciones alimenticias y se percataba de que llegara al más pequeño de los rangos y se interesaba por lo que comían sus soldados
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