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martes, 30 de septiembre de 2014

“A Mélido le dieron 12 tiros a quema ropa. Mi hijo pertenecía a la Fuerza Aérea”

Por Linda Cortorreal
Fuente/Listin Daiario
El pasado miércoles, 24 de septiembre, cuatro hombres cayeron en un nuevo intercambio de disparos con la Policía. Otro más, si no fuera por varios elementos a señalar.
Uno de los muertos había denunciado, hace cinco meses, que fue torturado mientras estuvo detenido. La madre de otro dice que fue miembro de la Fuerza Aérea y que era un experto tirador, “si hubiese estado armado, no se deja matar”, aseguró. A su vez, la Policía los acusa de ser sicarios.

En abril de este año, Eduardo Luis Reynoso, uno de los muertos, y Luis Manuel Lembert, se atrevieron a una acción inusual en República Dominicana, se querellaron  contra un primer teniente, un sargento y un raso de la Policía a quienes acusaron de haberlos torturados mientras estuvieron presos en Los Alcarrizos.

Ahora la acusación de que Cruz Reynoso era sicario parece echar tierra sobre su tumba. Aunque  la duda se cierne sobre la explicación oficial. Un pariente de Cruz Reynoso admite que “ellos no eran santos” pero que el día en que la Policía los mató no andaban armados.

De su lado, las madres de Cruz Reynoso, de 24 años, y Mélido Florián Peña Rodríguez, muertos junto a  Lenin Marcial Valdez Ramírez y  Nelson Vicioso Florentino, cuestionan la versión del vocero policial, Jacobo Mateo Moquete, de que sus hijos pertenecían a una banda que se dedicaba a matar personas por encargo, robar y secuestrar “figuras reconocidas”.

La querella interpuesta en abril  por Reynoso, y Lembert Martínez fue cursada contra el primer teniente de la Policía Wilfredo Tamárez Félix (a) Vitiño; el sargento Wander Díaz Pérez y el raso Pedro José Ortega Villar, “por haberlos torturado mientras estaban detenidos en un destacamento del sector Los Alcarrizos”.  En ese momento, la familia mostró fotos en las que aparecía Cruz Reynoso con moretones severos en los glúteos.

 “La Policía tenía algo en contra de ellos porque en abril, cuando los agarraron, lo llevaron preso para el destacamento Los Rieles, “dizque porque lo habían encontrado con una pistola”, y le dieron tanto golpes, tanto golpes, que le dejaron las nalgas moradita”, dijo María Luz Reynoso, madre de Eduardo. Mientras habla con este medio, su hijo está siendo enterrado. No acudió al cementerio, prefirió permanecer junto a la madre de Mélido, otro de los muertos, en cuya casa  velaron también el cadáver de su hijo.

Eduardo Cruz Reynoso y  Mélido Peña Rodríguez,  eran cuñados. La hermana del último era pareja de Eduardo.  De esto hizo mención, mientras se lamentaba,  Rosa Elena Rodríguez, madre de Mélido.  “Pobre de mi hija, está sufriendo doble, ¡Ay la muerte de su hermano y la de su novio!”.

Ambas madres  están sentadas en la galería de la casa de Rodríguez. Esta última, en una mecedora y la otra en una de las sillas plásticas  que se usaron para el velatorio de sus hijos. Algunas personas las recogen y colocan en una esquina. La casa de la familia es modesta pero no humilde. De block y cemento, no denota grandes  carencias.

Las dos mujeres aseguran que sus vástagos “eran inocentes,  que todo el mundo los quería y que no se llevaban mal con nadie”. Aunque no explican de qué vivían.

 “Cuando ellos salieron de aquí, a las 11 de la mañana, que era el día de fiesta, día de las Mercedes, ellos estaban felices. Salieron en una jeepeta que habían alquilado para ellos disfrutar. Y de aquí la Policía se lo llevaron para Nagua y lo mataron”, manifestó Rosa Rodríguez.

Asimismo, las madres desmienten a la Policía sobre  que el grupo estaba integrado por nueve personas. Aseguran que andaban cuatro. Se preguntan cómo la Policía sabe los nombres de los prófugos si ellos escaparon.

Al jefe de la Policía
Las madres de los dos muertos hicieron un llamado  al jefe de la Policía. “Al jefe de la Policía, que “no crea en nada de lo que le dicen”, que investiguen primero. Que ellos no tenían chalecos ni pistolas, ellos no eran ningunos criminales para andar con eso. A Mélido le dieron 12 tiros  a quema ropa. Mi hijo pertenecía a la Fuerza Aérea”, expresó Rosa Rodríguez. Cuando se le preguntó por qué había salido del cuerpo castrense, solo respondió: “cosas”. No dio una explicación clara al respecto.

No obstante, sí explicó  que  su hijo era franco tirador, y  que él tiene su diploma de técnico en avión. “Y no es verdad que si hubiera andado armado se iba a dejar matar así de la Policía”.

La madre de Eduardo  Cruz, de igual manera, le sugiere al jefe de la institución,  que investigue muy bien. “Porque yo me imagino, que si yo salgo a hacer un robo y ando con chaleco antibalas, entonces yo debería ponérmelo porque no sé a quién encuentre en el camino”.  Las suyas son preguntas y supuestos que se han hecho muchas veces en los reiterativos  “intercambios de disparos”.
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